Para inaugurar este blog presento un texto del periodista Alfredo Leuco sobre las antinomias que se observan entre Nestor Kirchner y Pepe Mujica.
“Pepe Mujica vive y vivirá con gran austeridad en una chacra cerca de Montevideo donde se gana la vida cultivando acelga y alfalfa. La parte baja de la mesada de su cocina se cierra con unas cortinitas de tela. Tiene cuatro perros y anda en chancletas delante de los periodistas. Su esposa, Lucía, es igual. Creen en las cosas profundas de la vida y no le dan importancia a la ropa. El principal himno de campaña decía: ‘Vamos Pepe, vamos con la gente. Hay un tipo caminando por la misma calle que vos, sin fortunas ni palacios’. Néstor Kirchner ahora vive en la quinta de Olivos pero es un millonario con un patrimonio multiplicado desde el poder que no tiene antecedentes en la historia democrática reciente. Néstor sí tiene fortunas y palacios. Su esposa, Cristina, tiene una pasión especial por la ropa cara y por la joyas.
Pepe ni siquiera entró a la universidad, fundó Tupamaros, fue clandestino, se alzó en armas, recibió 14 balazos policiales en su cuerpo y estuvo 13 años preso durante la dictadura uruguaya, que lo utilizó como rehén. Lucía también fue guerrillera y estuvo presa y escapó por las cloacas y hoy se convirtió en la presidenta del Senado que le va a tomar juramento a su marido, porque así lo dice la Constitución. Ninguno de los dos saca pecho de su condición de perseguido de la dictadura, rara vez hablan del tema, lucharon por la memoria y la justicia pero no buscan venganza. Néstor es abogado, igual que Cristina. Fundaron el Frente para la Victoria y durante la dictadura se dedicaron a juntar plata para hacer política, como confesó ella, ejecutando a quienes no podían pagar sus créditos. No hay registro ni recuerdo de un solo gesto o acto por los derechos humanos ni de que hayan defendido a un solo preso político. Sin embargo, todo el tiempo quieren apropiarse de ese pasado. Alardean de lo que no fueron. Exhiben lo que no hicieron y han reflotado un odio absolutamente extemporáneo.
Pepe se compró hace unos meses su primer traje y va a vivir con 1.500 dólares. Los 15 mil mensuales que cobrará como presidente los va a donar. Néstor tampoco desespera por la elegancia pero sí por el dinero. Cuando le preguntaron si iba a donar los 24 mil pesos mensuales de pensión como ex presidente, maltrató al periodista que lo hizo y al más puro estilo Menem dijo: “La platita es mía, mía”.
Pepe ganó y dijo que no hay vencedores ni vencidos, que nadie es dueño de la verdad. Dice que la democracia empieza en la oreja, porque hay que escuchar a todos. Va a gobernar sin sectarismos, con ministros de otros partidos. Es la prolongación del gobierno de Tabaré Vázquez, que bajó la pobreza, la indigencia y casi no tiene una sola sospecha de algún caso de corrupción. Néstor ignoró siempre al resto de las expresiones políticas y trató de quebrar su voluntad. Gobernó con un grupito de leales y está cada vez más aislado. Su gobierno y el de su esposa están llenos de denuncias por presuntos delitos y hasta su propia declaración jurada está bajo la lupa judicial.
Pepe y Néstor no tienen casi nada en común. El día y la noche. Pepe hace lo que dice y vive como piensa. Es austero, honrado, humilde, carismático, querido, campechano, capaz de reconocer que cometió muchos errores en su juventud y ahora. Pepe es Pepe y Néstor es Néstor.”
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