viernes, 2 de abril de 2010

El último gran político

Como todo hombre tubo aciertos y errores. Entre sus traspiés encontramos: leyes de Punto Final y Obediencia Debida, hiperinflación-saqueos, Pacto de Olivos y Plan Austral. No obstante, recordemos que cuando asumió se encontró con un país endeudado, que salía de la guerra. Con los integrantes de la dictadura en plena vigencia y con la presión del pueblo pidiendo justicia. Y con un peronismo salvaje, que lo “huelguearon“ para que entregará antes el gobierno, y él priorizando la paz social lo entregó.

Callao y Rivadavia, Unidad básica radical

La historia debe recordarlo como una persona que intentó consolidar la golpeada democracia que conseguimos en el 83. Fue un tipo con buenas intenciones. Un hombre sencillo, que no permitió la corrupción, ni se llenó los bolsillos, por eso podía caminar la calle sin custodia. Además, se lo recordará por su respecto a las instituciones, actualmente bastardeadas.
No soy radical, pero hay que ser justo y decir la verdad.

Por eso hoy se le rinde homenaje, cosa que con (Kirchner´s, Moyano, Pérsico, D´Elía, Depetri, Randazzo, los Fernandez, Boudou, Cavallo, Menem, Alsogaray, Duhalde, Cafiero, Reuteman, Macri, De Narváez, Cobos, y alguno más que me olvido), nunca sucederá.
Porque él si era un verdadero político, y no un oportunista del poder.

“Siempre sostuve que llega más lejos la acción concertada de todo un pueblo que el acto solitario de cualquier gobernante por más genial que parezca. Esa es la superioridad de la democracia sobre el autoritarismo”
(Discurso de Apertura de Sesiones Ordinarias en el Congreso de La Nación, 1983)

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